Las 6 de la tarde es una hora dorada. El Sol se va escapando y va dejando el rastro de la ardua tarea de cada dia. Sudor brilloso en el cuello de algunos, bostezos tras la jornada , gente que corre del estupor bullicioso de las calles , cada uno a su destino a las 6 de la tarde.
Ella cruzando la calle. Casi sin detener peligrosamente la mirada en el semaforo de peatones. El aire trabaja en su pelo mientras ella corre al otro borde.
El en la misma esquina, en espera del mismo semaforo , quizas con otros pensamientos o iguales a los de ella. Discutiendo con el viento que le entorpece el paso hacia la otra acera.
Los dos tiernos.
El Sol y La Brisa que se confabulan para hacer la tarde encantadora, facil de estrenar, digna de un café en cualquier esquina.
Ella que odia entonces sus tacones pero va agil con su vestido estampado , ceñido, suculento. Ya vence la mitad del trayecto. Se rompe entre controlar el cabello o la saya. La Brisa que casi gana y deja ver las blancas luces de sus piernas .
El que ha llegado al medio, la distingue y con la vista la ampara. Se aprovecha de su torbellino para llegar al blanco destello de la carne femina.
El trafico es denso, se obliga el descanso para retomar la otra mitad y llegar al borde seguro , conquistarlo es la meta.
Ella chorreadole su mirada en los ojos , los de ella que se han conectado con la saya y el pelo y con una sonrisa maravillosamente discreta. Luce entonces la imagen de la mujer solitaria , grita la necesidad de una mano, un beso, un amparo , de un hombre enamorado.
El estira el cuerpo y se hace mas alto y fuerte por un momento que dura un segundo o toda una especie . El Corazon le late tal como los carros cortando el viento. Derrama su ego sin recogerlo. Espera por la perdida de la estocada . La calle corta ,le gana.
El separador central es el medio justo de dos mundos buenos que se escapan, una historia sin final , una azaña sin cumplir. Cada cual en direccion contraria. La misma sonrisa, la misma empatia, la misma magia. Algunos pocos pies de distancia entre el ES y el que SERIA. La luz verde se apaga, tiempo de peatones que escapan de un evento singular que nunca sabran si fue unico.
Ella sonrie coqueta pero triste, taconea el pavimento y en cada pisada se aleja de un buen destino , quizas.
El la acompana con la mirada languida, inofensiva, una vuelta en el viento para verla de espalda, marchar.
Manana a las 6 la misma brisa, la misma calle, las mismas luces, el mismo sol. Sin ellos, porque duro solo un instante, una casualidad despiadada !!!
AB.
